El hambre es un problema grave a nivel mundial ya que millones de personas en el mundo pasan hambre, es decir, sufren inseguridad alimentaria crónica. Esto significa que no pueden acceder de forma regular a una cantidad suficiente de alimentos para una dieta saludable y sostenible.
El hambre es un problema que tiene consecuencias a largo plazo, ya que los niños que pasan hambre tienen más probabilidades de sufrir de enfermedades, retraso en el crecimiento y desnutrición. También pueden tener problemas para aprender y tener un rendimiento académico inferior. Por lo tanto, es importante dar fin al hambre a nivel mundial para mejorar la salud y el bienestar de las personas, así como para garantizar el futuro del planeta.
Quizás uno de los factores claves es la agricultura, una actividad importante para mitigar el hambre en el mundo, ya que, la agricultura permite a los seres humanos cultivar y cosechar alimentos para su consumo. La agricultura es una actividad esencial para el bienestar de la humanidad. Es por ello, que una de las metas para poder acabar el hambre es poder garantizar la accesibilidad de los agricultores y otras partes interesadas a los servicios y la tecnología necesarios, incluidos el agua y la energía, para mejorar la productividad, la calidad y la eficiencia del uso de los recursos, y minimizar el impacto ambiental de la agricultura.
Cabe resaltar que la pandemia de COVID-19 ha agravado el problema del hambre, ya que ha provocado disturbios en la cadena de suministro de alimentos y ha aumentado los precios de los alimentos. Sin embargo, diferentes programas como el Programa Mundial de Alimentos, el Fondo Internacional para la Agricultura y la Alimentación y el Fondo de Tierras están trabajando para acabar con el hambre a nivel mundial y poder garantizar que las personas que pasan hambre tengan acceso a los alimentos que necesitan.